
Recuerdo que antes, cuando salía a almorzar o comer fuera de casa, solía devorar todo, absolutamente todo lo que un plato contenía y peor si era una invitación de un familiar o un amigo; creía que sobrar comida en el plato era de mal gusto o un desplante gustativo. Los manuales finalmente me reconvinieron y ahora es de saber popular que dejar sobras de comida equivale a tener un cierto nivel cultural, sobre todo si uno está en un restaurante o un acontecimiento público. Parece demasiado mojigato esto o, como me dijo un amigo, una pose nice para nuestra condición social, pero creo que esta conducta es parte del protocolo colectivo o social. En nuestra casa, por cierto, esto ya es un suceso relativo.
No sé, pero a veces cuando observo que después de un almuerzo público, sale alguien a disputar a otro las sobras de los platos preocupándose en cubrir sus bolsas con armatostes de huesos, pienso que ni el nivel cultural, ni las teorías se sobreponen ante una verdadera necesidad…