Ante un hecho particular que te ponga en esta disyuntiva, qué elegirías. Anteponerte a las leyes morales que no están escritas en ningún papel – pero que sabemos por sentido común – para someterte estrictamente a lo que dice el reglamento o la Constitución; o sacrificar esta para preservar la decencia de la lógica y la consecuencia de nuestra moral… No deberían ser estos contraproducentes pero se presentan algunas veces así por las triquiñuelas que tiene la legalidad humana.Yo elegiría lo segundo. Los que se aferran a la legalidad al precio que cueste, revelan en realidad una falsa condición cívica con el fin de conseguir un propósito egoísta o convenida, la legalidad del que hacen alarde, al fundamentarse en una movediza moral, ante una situación dramática, si no se derrumba se readapta a otra conveniencia, si no recordemos lo que pasó Cristo con los fariseos y saduceos quienes eran los más conspicuos cumplidores de la ley. En realidad eran unos hipócritas.
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