HUMAREDA Y SUS ESPÍRITUS |
1. UBICACIÓN ESPACIAL/ TEMPORAL: Lima/ 1970 (década) 2. DATOS BIOGRÁFICOS DE AUTOR (ES): Víctor Humareda nació en Lampa el 6 de marzo de 1920, hijo de Emilio Humareda Caballero y Eudocia Gallegos Andia. Empezó a dibujar con lápices de colores a muy temprana edad, iniciándose con una copia de “La Escuela de Atenas” de Rafael. En 1938 viaja a Lima para estudiar en la Escuela de Bellas Artes, pero por problemas económicos se retira para volverlos a continuar desde En setiembre de 1966 viaja feliz a Paris; donde padece penurias y regresa con ayuda de sus amigos. En 1970 muere su madre y a ella le dedica un cuadro con un profundo mensaje de dolor y soledad. Se le detecta cáncer a la laringe y es operado en 1983, pero él sigue pintando usando una mascarilla en la boca para que las resinas y químicos de la pintura no lo dañen. Entre sus temas obsesivos siempre estuvieron los arlequines, las multitudes procesionales, mítines y rincones de Lima, que eran expresados con color y fuerza. Así tenemos entre sus obras, “Silencio en la noche” y “Quinta Heeren de noche”, “Arlequín acusado”, “Tribunal correccional”, “La Santa Inquisición”, “La muerte de Danton”, entre otros. En 1984 el Municipio de Lima, siendo alcalde don Alfonso Barrantes Lingán, le otorga la Medalla Cívica de la ciudad. Ese mismo año se le extirpa la laringe y pierde totalmente la voz, obligándose a utilizar una libreta de apuntes para comunicarse. Muy avanzada su enfermedad sufre un derrame nasal y es hospitalizado gravemente. En la madrugada del 21 de noviembre de 1986 fallece en el Hospital de Enfermedades Neoplásticas. Al día siguiente es enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro. 3. CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS: el cuadro “HUMAREDA Y SUS ESPÍRITUS” está pintada al óleo y mide 90 x 66 cm. Refleja perfectamente los modelos que inspiraban la creatividad del artista. Arlequines, quijotes, toreros, y seres marginales de la clase popular, con las que se sintió siempre identificado. El arlequín representaba para él la imagen de un artista empobrecido y la desdicha de la condición humana. Aunque muchos catalogan su técnica como expresionista, se podría señalar también como fauvista por la simplificación de la forma y el color adquiriendo mucha carga simbólica. De alguna manera supo identificar, por el dinamismo comercial que se empezó a vivir en La Parada, los colores que cualificarían más tarde la estética chicha. 4. VALOR CULTURAL: Para un artista como Humareda esta obra debió de haber significado acaso una foto familiar. Los seres que con él habitaban su solitaria habitación 283 en el Hotel de la Parada, fueron quienes lo rescataban del pesar que traía la incomprensión y el negado reconocimiento que merecía por parte de los círculos artísticos oficiales. Pero no sólo es un valor sentimental, los demonios internos que reclaman salir al artista se imponen finalmente entre color y forma como testigos de la audacia de su estética. |
jueves, 18 de agosto de 2011
HUMAREDA Y SUS ESPÍRITUS
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