El problema de la educación se ha centrado en culpar al docente por su falta de preparación, por su negativa a las evaluaciones que aparentemente revelarían su bajo nivel académico, etc. Esto me hace recordar mis inicios académicos cuando junto a mis compañeros de clase nos sentábamos en unas bloquetas apilados sobre la tierra y por los techos de esteras y ventanas descubiertas ingresaban los terrales a devorar nuestra atención mientras el profesor nos reñía por nuestra escasa producción. En estas condiciones, ¿dependía sólo de nosotros alcanzar el nivel que el profesor deseaba? A ver, quién diría que sí…
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