Si bien al inicio, cuando fue apenas elegido como presidente de Bolivia, simpaticé con Evo Morales, por que representaba el término de las oligarquías criollas que han gobernado nuestros países (Perú y Bolivia), he quedado después desengañado por sus iconoclastas posiciones políticas en clara imitación al presidente venezolano, Hugo Chávez. Las últimas semanas se las pasó insultando a Alan García (panzón, chabacano, traidor, etc.), que como consecuencia trajo que la Cancillería lo declare como “Enemigo del Perú”. Pareciera esto una exageración, pero, si le sumamos su apoyo a la posición chilena en el problema limítrofe del mar que sostiene con nuestro país, resulta muy propio aquel estigma.
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