Bueno, esta es una pequeña historieta inspirada en una situación real de mi colegio. Parece que a algunos colegas el asumir un cargo jerárquico o directivo les significa un sueño perfecto. Desde ese lugar de privilegio alardean la pretensión de la “eficiencia laboral” sometiendo a un “legal” escrutinio de trabajo a quienes están a su cargo. No está mal eso, debe ser así, claro. Es lo correcto. Pero, lo malo es la superficialidad de ese ejercicio porque termina constituyéndose en un hecho demagógico ya que el quien exige algo a sus subordinados no es capaz (porque no le da la gana) de cumplir lo mismo. Como dice la máxima, ¿quién supervisa al supervisor o quién moraliza al moralizador?
Sin lugar a dudas, mi colegio es mi país en miniatura, las mismas enfermedades se reflejan. Por esa razón nuestra sociedad está destinada siempre a la confrontación de sus integrantes y como consecuencia, al colapso.
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