Fue en un evento público presidido por el Presidente regional cuando la dirigente de los papayeros terminó ironizando sobre la actitud del alcalde, empeñado en sacarlos del puerto del reloj público, como la peor plaga que les ha podido tocar combatir. Tal permisividad no le gustó a Ulico que salió protestando por los medios. Si bien es cierto es plausible su preocupación por el ordenamiento de la ciudad, no debería, sin embargo empezar por la parte más débil como son los papayeros, ¿por qué no les dice nada a los madereros que invaden las playas a simple antojo? No va a ser extraño que en unos años más hasta en el lago Yarinacocha aparezcan aserraderos
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