Otra vez se armó en el colegio una batahola. Los jefes se creen gamonales o tal vez emperadores. Ahora hasta tuvieron la sinvergüencería de traer (como si fueran probos) una delegación de la Ugel para supuestamente comprobar la falta de una colega, quien por sus actitudes críticas (les llama ladrones sin ningún miramiento) a los directivos, se ha ganado las más eufóricas rencillas. Y claro que la colega Marlith, que así se llama, no se chupa y se ha enfrentado con la vehemencia que lo caracteriza. No fui testigo presencial de este hecho pero inmediatamente hice este dibujo que colgué en el periódico mural. Allí se puede ver un director imberbe obedeciendo al pie de la letra las indicaciones de su Licenciada (no porque lo sea sino por las constantes licencias que pide) y al frente, lista ya, Marlith para mandarlos a pasear en su carreta. Bien hecho.
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