A raiz del problema del último embrollo "político - farandulero" suscitado en Pucallpa, en la que un alcalde supuestamente es víctima de extorsión por un muchacho con quien al parecer tuvo una relación amorosa (lo que probaría que la autoridad es homosexual) se me ocurrió este carátula inspirada lógicamente en el cartel de una película originado además por el título de un libro de Jaime Bayli.Lo que me llama la atención es el poco sentido crítico que la sociedad y hasta la prensa pucallpina tiene por este hecho. Estoy seguro que de haber ocurrido esto con algún congresista o alguna otra autoridad en la ciudad de Lima, inmediatamente se hubiese levantado un escándalo que obligaría a una renuncia de la autoridad aludida.
Pero Pucallpa no es Lima, como me dijeron unos amigos. Y esto no tiene nada que ver con un prejuicio contra los homosexuales, sino contra la burla de la imagen que una autoridad, que representa a todo un pueblo, debe cuidar. Además, por cierto, hay un aprovechamiento de su posición política ya que el joven, supuesto amante, está actualmente en la cárcel mientras la policía investiga el hecho para determinar su responsabilidad. Aunque él proclame inocencia y manifieste que fue más bien víctima de un ardid del alcalde, aparentemente nadie parece creerle.
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