Siempre ha sido para mí un problema asumir Tutoría, no me siento en realidad muy a gusto. Pese al esfuerzo que hacía para resolver temas afines a los jóvenes terminaba frustrado por la exposición o por las respuestas. Este año me fue peor porque llegué al límite de renunciar. Sólo resistí tres meses. Sospecho que ha de faltarme prepararme en algún aspecto emocional o psicológico, no sé. Lo cierto es que mis pobres alumnos de 5º C terminaron su año sin Tutor y me temo que ahora ni siquiera van a tener algún aliciente por los méritos que se premian a fin de año. Aunque, en realidad, las razones de mi renuncia fueron de otra índole (desavenencias con el Director y mi sobrecarga laboral) no me libran de alguna responsabilidad. Por eso creo que esta caricatura que preparé hace unos años para cuestionar a algunos colegas que son abanderados recalcitrantes de no llevar Tutoría sobre sus horas laborales, me cae a pelo también a mí… ah, como dice el dicho, nunca escupas al cielo porque en la cara te cae…
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