Siempre, a fin de bimestre, cuando se dan a conocer los promedios finales a los alumnos, los que salen desaprobados, sobre todo los reincidentes, suelen buscar al profesor para tentarle, ya sea de manera directa o con sutilezas, un arreglo extra. La permisión de tal acto ha hecho que aquellos no asuman ningún tipo de responsabilidad en su función académica. La consigna equivocada es, "qué importa si unos pocos no hacen la diferencia"
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