El Francotirador suele disparar, y furibundamente, cuando le conviene y no por convicción, como engañosamente trata de hacer creer. Escoge sus víctimas sólo por el interés de mantener la pose del personaje gracioso y provocador que ha logrado inventar, pero cuando aquellos acuden a su set, entonces cualquier revoltijo ventilado pasa a ser historia. Así pasó con Alan, con Kouri y seguro sucederá lo mismo con Lourdes a quien últimamente ha puesto la puntería.
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